La situación económica mundial continua inmersa en una crisis a la que los distintos gurús ponen una fecha límite, que en general no suele coincidir. Con el transcurso del tiempo, los equipos directivos de las empresas han llegado a la conclusión de que para subsistir es necesario diferenciarse de la competencia. Los factores clave de exclusividad radican en la apuesta por la innovación y la presencia más allá de sus fronteras.

Sobre las compañías tecnológicas recae una gran responsabilidad, la de encabezar el proceso de recuperación de la crisis. De hecho, su papel económico es cada vez más importante, con grandes empresas del sector líderes en la economía mundial, aunque tampoco hay que menospreciar el papel que juegan las medianas y pequeñas organizaciones en un ámbito más cercano. De esta forma, son las tecnológicas, independientemente de su tamaño, las que tienen un rol fundamental como motor de arranque, que repercute en la eficiencia y la productividad del resto de la economía.

Innovación en equipo

Un diseñador de Océ, Guido Stompff, defendió en su tesis doctoral -presentada en la Delft University of Technology– la importancia del pensamiento colectivo en lo referente a la I+D. “La innovación es a menudo un nuevo concepto, que normalmente surge de la interacción entre especialistas, debido a que, cuando su conocimiento se combina aparecen nuevas ideas en las que nadie había pensado antes”. Mediante este nuevo mecanismo, al que denominó ‘cognición en equipo’, las actividades del grupo pueden ser alineadas y coordinadas en un conjunto total: el producto.

Cuando una empresa opta por apostar por un producto, el éxito frente a sus competidores reside fundamentalmente en diferenciarse del resto, para posicionarse adecuadamente. Los expertos recuerdan que no se trata de la rivalidad entre productos, sino entre la percepción que los clientes tienen sobre estos. De este modo, es fundamental determinar cuál es el público objetivo al que se dirige; así como, destacar con unas cualidades, imprescindibles para ese target.

En esa misma línea, las empresas tecnológicas que destinan gran parte de sus ingresos al desarrollo de sus innovaciones y se adecúan a las necesidades de sus clientes, además de mantenerse activos en el mercado, están retroalimentando sus procesos. Esta adaptación y flexibilidad marcará la diferencia respecto del resto.

Una ventaja competitiva, que tienen las medianas y pequeñas empresas, es la cercanía de trato que mantienen con los clientes. De esta estrecha relación es factible que surja la habilidad para innovar y convertir esa información obtenida de primera mano en innovación.

Perspectiva de futuro

El Manifiesto del Tren de Claves (también denominado Cluetrain) es un documento redactado en 1999, que recoge 95 ideas sobre cómo deberían ser las relaciones de las empresas en el nuevo mercado de las conexiones. Uno de sus puntos señala que “Las compañías que no se dan cuenta de que sus mercados ahora están interconectados persona-a-persona, y por tanto volviéndose más inteligentes y profundamente unidos en conversación, están perdiendo su mejor oportunidad”.

La presencia fuera de sus fronteras, tanto física como virtualmente, supone un valor añadido para toda compañía, en un mercado interconectado a escala mundial. De hecho, otro de los puntos destaca que “No hay secretos. El mercado en red sabe más que las empresas acerca de sus propios productos. Y ya sea que las noticias sean buenas o malas, se las comunican a todo el mundo”.

Desde el inicio de la crisis, los directivos de las empresas tecnológicas se han replanteado tanto sus estrategias como su reposicionamiento dentro del entorno global. El objetivo es vender fuera de sus fronteras sus conocimientos, estructuras y tecnologías, ya que el contacto exclusivo con el entorno más cercano está destinado a desaparecer mientras que a escala internacional se dan las opciones necesarias para conseguir recursos si se es competitivo.

La presencia exterior puede tener varios niveles, que a su vez pueden ser compatibles entre sí. La implantación de una empresa en uno o varios países es una opción válida, fundamentalmente, para las grandes compañías. La presencia fuera de las fronteras a través de un sólida red de partners es otra oportunidad muy interesante para las medianas y pequeñas empresas, porque estas alianzas permiten maximizar la permanencia de una organización más allá de sus fronteras. Más allá del inglés, idioma que está más que reconocido como la lengua de la tecnología, también vale la pena apostar por otros de países emergentes como pueden ser el chino, el ruso o el portugués para traducir las web y/o mantener una comunicación directa con este este mercado puntero. Y cómo no, las redes sociales, son un instrumento imprescindible para difundir información y una generar una fluida interacción.

Fuentes:

  • Guido Stompff
  • Delft University of Technology
  • Manifiesto del Tren de Claves

Julio A. Olivares
Presidente y Fundador de DocPath